Empecé en la costura con el Patchwork. Me encantaba y podía pasarme horas dedicada a elegir telas (sigo siendo un desastre con eso) y decidiendo puntadas, hilos, patrones...
El patch requiere mucho tiempo y dedicación, y hay algo esencial para que todo ese tiempo y dedicación no se vayan a freír espárragos en un periquete: lavar las telas antes de usarlas. Yo fui de esas mentes privilegiadas que no lo hacían y se han llevado más de un disgusto al lavar algo acabado y ver colores mezclados.
Pero aprendí la lección y después de pasar un verano lavando todas mis telas a mano una por una quedaron unas cuantas relegadas al montón de las telas peligrosas que hay que usar en tonterías que no requieran horas de costura.
Que no os engañen: son unas traidoras!! |
Lo gracioso del caso es que ahora no tengo demasiado tiempo para dedicar al patchwork y he acabado usando más las telas para desechar en proyectos prácticos que no las telas preciosas para hacer creaciones magníficas. La historia de mi vida, vamos...
Todo en su lugar (al menos para la foto) |
Me gusta comer algunas cosas con palillos y me gusta tener los míos propios de bambú. De ese modo los puedo usar cuando yo cocino y también puedo dejar de usar los desechables que te ofrecen en algunos comercios. Pero era un rollo encontrarme los palillos con el resto de cubiertos, cuando es algo que no necesito a diario. Así que estuche al canto, y aprovechando la emoción, otro estuche para unos cuchillos de uso menos habitual. Las telas destiñen todas (el forro naranja incluido) y las cremalleras son recicladas de unas maletas del trabajo que se rompieron.
La foto es casi más grande que el estuche... |
Cosas de chicas |
Y como siempre he sido de dejar lo mejor para el final, la costura más útil del mundo si tenemos en cuenta que trabajo rodeada de niños. Si me preguntan qué llevo en la bolsita, les pongo cara de espía rusa y les digo que llevo "cosas secretas de bibliotecarias". Y se quedan encantados con la respuesta!!
Cosas secretas y chungas |
Lo mejor de estos proyectos, a parte de la rapidez y de que no te preocupas mucho de cómo queden (eso libera mucha tensión inicial), es que puedo reciclar materiales que voy juntando de desarmar bolsos, maletas, cordeles de regalos... Y que además gasto las telas malditas que no puedo usar en otras cosas. Y como estoy en racha de publicar, aprovecho para enlazar con el mimí de esta semana del las chicas del Club de Malas Costureras.
1 comentari:
Qué casualidad que todas las telas que destiñan tengan amarillo en su tinte... Me pasa exactamente lo mismo con las lanas de cierta marca de color verde. Has sabido encontrarles un buen uso a estas telas rebeldes (mis lanas acabaron en la basura), ahora los alumnos de tu cole pensarán que las bibliotecarias son agentes secretos especiales. xD
Un besote.
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